Cachicán, el vino que abre camino a la Demencia

Cachicán, el vino que abre camino a la Demencia

Demencia presenta la añada 2021 del Cachicán con una nueva imagen fruto de la colaboración con el pintor gallego Yamal Williams. Y lo hace en Nueva York, donde la bodega berciana ha participado estos días en una nueva edición de Raw Wine (literalmente «vino crudo»), una feria que reúne a un centenar de productores de vinos naturales, orgánicos y biodinámicos de todo el mundo y por la que también ha pasado otra bodega de la DO Bierzo, Akilia.

Yamal Williams es un pintor gallego de arte contemporáneo. Es un artista anónimo, que no muestra ni su cara ni su nombre real al público para centrar el valor de su obra exclusivamente en el contenido pictórico. Como el artista, el vino no va a mostrar su nombre real (Cachicán) en la botella y su imagen se resume en 300 botellas personalizadas y numeradas del artista coruñés. «Acrílico, colores, volumen y pasión se combinan en una botella que empieza a transmitir sensaciones en cuanto es recogida por las manos», apunta su elaborador, Nacho León.

Esta colaboración entre Demencia y Yamal Williams se traduce también en una obra de arte que se expone en la tienda de vinos El Salgueral (calle ancha 19, Ponferrada). «Un cuadro de sublime
abstracción que para mí representa el delgado hilo que une el mundo rural y urbano», añade Nacho, que esta semana formó parte del ‘Speakers’ Corner – Exploring the diversity of Terroirs’ del Raw Wine de New York, una charla y cata moderada por Isabelle Legeron MW, la primera mujer francesa en convertirse en Master of Wine.

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Con el puente de Brooklyn de fondo, en Nueva York.

El origen de Cachicán

«Cachicán surgió de la pasión por elaborar un vino auténtico, afrontando nuevos riesgos en la elaboración de un vino natural. No es un proyecto cerrado, es un proyecto vivo que afronta y emprende nuevos retos presentando su nueva edición 2021 en Nueva York», destaca Nacho León, para quien este vino viene a completar su proyecto junto a Demencia y Pyjama, que «son los vinos que representan mi bodega y viñedo».

Este vino ha permitido a Nacho experimentar las «más arriesgadas» técnicas de elaboración, apostando por la mínima intervención y el uso racional del sulfuroso. «Esto me ha servido de entrenamiento para aplicar estas prácticas al resto de mis vinos», añade el bodeguero, que explica que su inspiración «ha sido la de aquellos antiguos vinos del pueblo, en los que se recogían todas las uvas que trabajaba cada familia, se mezclaban y elaboraban todas juntas».

En 2013, Nacho decidió elaborar una barrica mezclando su mencía con otras variedades presentes en sus viñas viejas como garnacha tintorera, merenzao, palomino, doña blanca, godello y estaladiña. «La ambición estriba en conseguir un vino identitario de nuestro viñedo, de una zona y de su secular tradición. Quise de alguna manera que el vino se “hiciera solo” para dejarle de esta forma expresarse naturalmente», explica el bodeguero, en su idea de «proyecto vivo» y «fiel reflejo de la realidad que estamos viviendo». «No buscamos la perfección. Queremos un vino que emocione, que no deje indiferente», añade.

La evolución de Cachicán

En 2013 empezó el camino con la elaboración de este vino natural con uvas de sus viñas viejas en Villafranca del Bierzo. Apostaba entonces por la micro-vinificación en barrica abierta, diversidad varietal, recolección fresca, nula adicción de sulfuroso, fermentación espontánea y mínima intervención.

El año 2014 el proyecto siguió adelante, creciendo en tamaño y calidad. «Para ello nos apoyamos en una novedosa herramienta financiera: crowdfunding. Muchos nos llamaron locos pero con el apoyo de numerosos y entusiastas mecenas logramos nuestro objetivo», recuerda Nacho, que añade que en las añadas 2015 y 2016 ya apostaron decididamente por la innovación. «Esto nos sirvió como relanzamiento de nuestro Tinto Cachicán. Seguimos con nuestra evolución y a las barricas sumamos una nueva colaboración con el ingeniero bioquímico Vijay Singh», apunta.

De esta manera, confirmaban el carácter experimental y transformador del Cachicán, «un vino que abre camino». Las añadas 2017, 2018 y 2019 ya fueron las de la consolidación de su vino en los mercados internacionales, pero manteniendo su tamaño e identidad. Durante esta época han desarrollado algunas otras pruebas como elaboración en bañeras, utilización de raspón y largas maceraciones. «Con la presencia del vino en el Reino Unido, Alemania, Bélgica y Holanda se amplían fronteras a un concepto de vino en el que la variedad mencía no es imperante, alejándonos del vino monovarietal», destaca.

Una pandemia, un paréntesis

Tras padecer una pandemia que ha supuesto un breve paréntesis en el camino, el proyecto se vuelve a reactivar mirando a sus orígenes. «Llegados a este punto me di cuenta que, al fin y al cabo, todo esto de emprender un camino se trata de arte. Ya en los inicios de Cachicán elegí al artista ponferradino Miguel Guerrero para el diseño de la marca y su etiqueta. Etiqueta que reflejó este universo de ideas en un bello cuadro que se adaptó como imagen del vino», añade León, que también ha colaborado con el artista berciano Mich Martial en una edición limitada de 30 botellas magnum de su Untitled Demencia.

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Nacho León, en el Raw Wine en Nueva York.
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