Gran Bierzo ‘El Culebral’ o el discreto encanto de la rusticidad

Gran Bierzo ‘El Culebral’ o el discreto encanto de la rusticidad

Despedimos el año con la última botella que ha caído en mis manos. Un Gran Bierzo ‘El Culebral’ 2018, enfundado en una vieja caja de los años 80 con su interior forrado de terciopelo rojo y la tapa con papel de imitación de piel de serpiente. Un vino con el encanto de la rusticidad que es seña de identidad de la bodega, del espíritu de las gentes del campo cuyo trabajo y esfuerzo es el origen de en lo que hoy se ha convertido la cooperativa ‘Viñas del Bierzo’ de Camponaraya (desde 1963, ahí es nada).

‘El Culebral’ es una viña de Magaz de Arriba y, coincidiendo con la que es ya considerada una de las mejores añadas de la DO Bierzo de los últimos tiempos, la bodega decidió lanzar un nuevo vino sólo con las uvas de esta parcela que están certificando en ecológico. “La llaman así porque cuentan que era una finca llena de culebras”, explica su director comercial, Damián Cánepa, quien resalta la calidad de la uva de ese viñedo en espaldera, muy sana, que es vendimiado de forma mecánica.

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‘El Culebral’, dentro de una antigua caja de los años 80 encontrada en la bodega. Foto: TQM
El carácter de Gran Bierzo está presente en el nuevo vino, con un 80% mencía y un 20% palomino. Foto: TQM

2018, primera añada

Es un vino joven que se elabora como los de antes, en los antiguos depósitos de hormigón crudo (sin recubrimiento interior de resina epoxi) de los años 60, con levaduras autóctonas y sin control de temperatura. Ahí tiene lugar la fermentación y después el sangrado por gravedad a depósito subterráneo. En esos mismos depósitos de hormigón se espera a que realice la fermentación maloláctica espontánea y, en el caso de esta primera añada, se crio durante cinco meses hasta pasar a botella, donde ha permanecido otro año antes de salir al mercado.

‘El Culebral’, un vino para ser domado

‘El Culebral’ está elaborado con un 80% mencía y un 20% de palomino que hay en la viña. A pesar de ser un vino joven, tiene la complejidad de un vino más viejo. Además, necesita de ese largo tiempo en botella para ser domado y redondearse. “Digamos que es como un vino joven pero envejecido de modo natural, más complejo y que necesita esa botella para estar domado. Yo creo que tiene aún más recorrido en la botella, para pulirse y ganar más matices”, apostilla Damián.

En esta línea, apunta a que es más un vino para acompañar una comida o una cena tranquila que para la barra de un bar. “Y tiene ese carácter de Gran Bierzo, esa rusticidad, aprovechando todo lo que tenemos en la bodega, como esos antiguos depósitos de hormigón, que nos da mucho juego y nos deja hacer cosas chulas”, añade.

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La etiqueta de ‘El Culebral’, el diseño clásico de Gran Bierzo con un punto joven y transgresor. Foto: TQM

De momento, han lanzado 5.000 botellas de ‘El Culebral’ 2018. La siguiente añada, la 2019, sigue criándose en el hormigón y se embotellará en enero, donde reposará otro largo tiempo antes de vestir su etiqueta para salir al mercado. Una etiqueta en la que, cuenta Damián, no han querido romper la línea de Gran Bierzo. Así, han respetado el diseño clásico pero con un detalle joven y transgresor como es el nombre de El Culebral superpuesto en letras más grandes, manuscritas y goteantes.

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